Wednesday, January 16, 2008

Cotidianeidades

A mi pequeña le gusta un video de un niño que curiosamente tiene el apellido de una amiga argentina de hace años: Caillou.

A mí me gusta que el niño se fije en las pequeñas cosas de la vida, en las diferencias.

Caillou en uno de las historias de su video va a comprar con sus padres y su hermanita un árbol de Navidad y elige uno torcido porque se parece al de un cuento de Navidad que le cuenta su padre, o eso dice.
Y se llevan el árbol torcido nomás, entre miles de árboles derechitos, normales. A pesar de que cualquiera elegiría el árbol normal, él se lleva el árbol torcido. Lo elige entre todos.
A mí me ha gustado que él eligiera el torcido porque es diferente y eso lo aleja de lo estándar. Sin embargo creo que mi hija lo ve como algo normal, la elección de Caillou. Y yo veo el gesto de uno y otra como algo extraordinario.

Las diferencias, lo complementario, las grandes riquezas de la vida. En las cosas y en las personas también. A a mí me encantaría poder transmitírselo a mi pequeña en palabras estándares, normales. Pero no las encuentro, ni siquiera extraordinarias.

Lo extraordinario es la calidad de persona que tengo como hija. Ella es maravillosa. Es fuera de serie. Es parte de mi cotidianeidad y lo estoy empezando a vivir como lo extraordinario que nos regala la vida en su día a día. En lo cotidiano.