Friday, December 02, 2005

Talento de políglota

o para crear acrónimos.

Es genial. Y gracioso, claro, para los que te podemos escuchar decirlo.

Resulta que te regalaron un ordenador para tu cumpleaños.
Vamos, es la envidia de mi propia nptebook, y del ordenador de escritorio de casa.

Entre otras cosas, porque habla. En dos idiomas. Y te hace hablar a vos, claro.

Lo que es buenísimo es poder escucharte.
El ordenador dice, con voz de Lupita de Los Lunnis: "-press the button"

Señores lectores, para ponerlos en situación sólo diré que es algo así como las cintas de clases de inglés a la distancia.

Listen and repeat ...

"Press the button"

Vos contestás: - "Comchun"

Estar en esta clase, de oyente, simplemente no tiene precio.

Te miro y me veo

Dice Fito "te vi, te vi, te vi ... yo no buscaba a nadie y te vi".

Esta tarde tuve varios flashes.
Te miraba, y me veía. Te volví a amirar, me volvía a ver.

Eran poses, gestos, ¡que se yo!
Incluso estabas vestida de colores muy parecidos a una foto mía de chiquita que me "tenían" encerrada en un coche intentando abrir el pestillo, sin poder claro ... y con cara de pocos amigos.

¡Puf! Estabas tan parecida ... a mí, que te abracé, te besé - aunque llevas un día que has decretado, a lo mejor porque es viernes y llueve, que besos a mamita nooooo - que se yo cuántas veces en secuencia de milésimas de segundos.

No quise correr a buscar "esa foto" para mostrártela y preguntarte "- quién es" por miedo a que me contestaras " - no se".
Prefiero creer que si la vieras contestarías "-soy yo" ; y entonces ¡sería yo! en vos.

Cuestiones del ego que se autoreprimió.

O cuestiones de que prefiero tener un día más católico, soleado por dentro de mí, para empezar a crearte ese álbum que tengo en mente hace dos años con foto tuya, foto mía; foto de pápá, foto tuya. Y quienquiera que encuentre parecidos, que los encuentre. O que los ignore. ¿Qué más da?
"A menudo los hijos se nos parecen"... ya lo decía Nano.
Quedará en mi retina, y en mi corazón, esa sensación que no tiene precio. Para siempre. En secreto, de los tantos que la vida nos dará de madre a hija.

Pst! Se me olvidaba: Gracias, de verdad.

Entrada prohibida, por decreto

Hasta nueva orden Andrés Calamaro tiene la entrada prohibida a mi casa.
A mi radio de transistores que justo esta misma mañana decidí instalar en la cocina.
A mi equipo "home music", a mi ordenador, al MP3 de cualquier compañer@ que luego quiera depositar su talento en la red de la oficina y que podamos compartir todos desde el ordenador personal (vale, argentin@s, notebook).

Lo siento mucho, Andrés.
Pero es mi manera de atravesar el mes de diciembre.
¿Será la Navidad?
¿Será mi corazón?
¿Será nuestra nostalgia?
Vos decidiste "El regreso", yo decido que te vayas.No se hasta cuándo, pero hasta nuevo aviso "chau chau, adiós". Por decreto, al mejor estilo argentino.

Terapia de entrecasa

Absolutamente recomendable.
Para no amas de casa. O para amas de casa esporádicas, las que trabajan y se quedan en casa por una gripe gorda, gorda y muy mala uva que no se despega de una y que ha decidido entrar, por el mismo precio, en el cuerpo de tu hija.

Terapia a coste casi cero. Un poco de la cuenta de electricidad del bimestre, apenas.
Lo estrictamente necesario que puede consumir un secador de pelo conectado a la red eléctrica durante el proceso de descongelado de la nevera de tu casa. Y el de la siesta de tu hija. Ambos sincronizados a la perfección.

Espátula en mano, secador de pelo y toda la mala uva de la semana, del mes, del año casi a punto de evaporarse, como los icebergs que descubrí al abrir la puerta del freezer, sin más.
Porque esta es una tarea de periodicidad anual. (La verdad es que no cabía la compra del super en el congelador).
Sino, no creo que tuviera este efecto.

Vamos, te deja como nueva. Sin necesidad de pagar 60 euros recostadita en un diván. Se hace de pie, claro.
Y de paso, una puede descubrir la cantidad de cosas del orden comestible que puede albergar una nevera. ¡Mamma mía! Había, por ejemplo, tapas de empanadas y otra vez, claro, asaltó la nostalgia.

Lo prometido es deuda II

Prometí comentar lo de las luces blancas, lo de mi por ahora, ciudad iluminada. Aunque a veces la rechace porque mi buenos aires querido, y el muchos más, está lejos. En varios sentidos, porque no hay viaje transatlántico para Navidad. Snif again. La cuenta de resultados no arroja excedentes ...

No, este año no me he emocionado. Ni me ha atacado a la nostalgia, ni nada semejante. No,
definitivamente.

Para los interesados, iluminaron Madrid con un gran despliegue de luces para la época, el pasado 26 de noviembre. Les debo el enlace a la repetida controversia en las opiniones.

Parece que este año al estudio de arquitectura se le fue la cabeza con el dieseño de muchos copos de nieve que caen juntos. Forman una especie de cortocircuito en versión comic. Vamos, es más bonita la de los comics.

Eso sí, también la palabra "Paz" en siete idiomas.
Digo yo,- ¿para qué en tantos idiomas? si a veces lo que faltan son gestos, formas, maneras.
Hay muchas maneras de decir "Paz". No hacen falta palabras.

También las hay claro, y las no-hay para decir "Guerra".

Trapitos al sol

(La imagen está en la cámara digital pero no la puedo descargar porque no tengo el cable USB a mano. Lo siento).


No está bien sacarnos los trapitos al sol. Claro, porque hoy llueve.
Y en una casa sin balcón o terraza, la verdad es poco probable poder sacarlos fuera. Más bien están dentro, colgados en el tender improvisado de nuestro baño.
Uno al lado del otro: tu jersey rojo pulóver), el mío celeste grisáceo (perdón Ale, pero a veces uso prendas celestes ;- )) .

Estos últimos días una serie de acontecimientos me han hecho pensar varias cosas.
El día más feliz de la vida de uno puede tener diversas formas, colores, sabores.
Y no necesariamente tiene que ser el día del nacimiento de alguien. Ni siquiera el de tu primera hija.
Sencillamente porque una está en el limbo, y con escasa posibilidad de incorporar nada.

El día más feliz de tu vida puede ser hace un mes, una semana, dos o tres días.
Puede ser el día en que esa experiencia de ser madre, porque vos sos hija, va tomando forma en tu cabeza, en tu mente, en tu corazón.
Cuando uno intenta mostrarte cosas, enseñarte cosas. Razonarte, a veces.
Y que vos con tu carácter tan ... ¿Escorpio? porque sí o porque no te empeñés en asimilarlo, o rechazarlo.


Para empezar vamos a decir que hoy no tengo un buen día. Por muchos motivos que no vienen a cuento describir acá, porque así lo dispongo. No es el fuero en el que quiero volcarlos. (Tal vez mejor con mi almohada, o contra ella).
La que no tiene buena tarde sos vos.
Te despertaste de la siesta mal. Y una maldita pizarra doble de Imaginarium, en la que de un lado se escribe con tizas de colores y del otro con un boli de los que no son indelebles, la hemos tenido.
Una pequeña riña que empezó intentándote hacer razonar que con las tizas en la pizarra blanca no es tan perjudicial como con el boli en la pizarra verde.
En fin: intenté que acabara diciéndote "- a tu cuarto, a la cama castigada". Intentaste escalarla diciendo "- castigada yo? no; tú sí, por mala".
Acabó con que te, y me, vomitaras encima ... y estrenaras de una forma original un jersey rojo que te regalaron para tu cumple.
Yacen juntos, colgados haciendo pis en la bañera, según dices, uno al ladito del otro.
Como nosotras dos, en la cama de mamá y papá. Y a los besos y abrazos y con lágrimas de las que no son de cocodrilo ... snif.

Ellos, no lo se. Los jerseys, digo. Si aplican o no dosis de cariño.
A lo mejor se abrazan pero ¡mejor no! que sino irán juntos al proceso de antimanchas, post consulta a la abuela paterna.
¿No se los dije aún? Atiende hasta llamadas internacionales para dar recetas infalibles quitamanchas. Así la hemos bautizado.





Esta tarde

Ausente sin aviso

He estado ausente. Lo se; y lo malo es que no di aviso previo.
Lo jodido es que tampoco voy a tener justifación.

No, no quiero que me justifiques. Cuestiones del ego aparte, tal vez encuentre yo misma algún día justificación para mis actos. Tal vez sí, tal vez no.

No obstante, las razones son varias. Repito, no es para que me justifiques.
Son varias y variopintas pero procuraré compensar con algunas cosas que han pasado por la mente. Y por la vida, claro.

Vayamos por partes: uno a uno, los que siguen.

Tuesday, November 29, 2005

Generaciones de chocolate

He hablado de mi hija, está claro. Mi descendencia. El “hacia dónde voy casi sin querer, en la vida; hacia dónde se extienden mis vicios, mis caprichos. Con suerte también mis virtudes, contenidas en una persona de carne y hueso. Y alma”.

No he hablado de mi madre. El “desde dónde vengo”. Con algunas de mis virtudes, algún vicio, algún capricho. Alguna palabra del lenguaje de otra época como por ejemplo “refucilo” en vez de “relámpago”.

Hoy hablaré de ella. Para enlazar con el color marrón y beige, por ejemplo. La franja bicolor favorita de la moda de las españolas en temporada otoño-invierno.

Resulta que hace años mi mamá - sí, acá se dice madre pero en Argentina se dice mamá, aunque uno tenga ya varios años, y la progenitora por ley de vida unos cuantos más que una, está claro - no se por qué se había aficionado al marrón y al beige. Cuando iba a comprarse ropa, para usar colores sobrios y discretos, y elegantes - porque mi madre tiene el arte de ser elegante con cuatro trapitos encima; no se cómo pero siempre lo consigue - se compraba esas tonalidades.
Un día, recuerdo, uno de mis hermanos le dijo que a ella la tendrían que haber bautizado con otro nombre: “Marrón y Beige”.

En el escenario descrito, mi madre estaría en Madrid totalmente fashionable.

Digo yo: ¿No hay otros colores para anunciar que el verano quedó atrás junto a los veleros que se quedan amarrados en algún puerto?. ¿Por qué hay que esperar hasta que vuelva el buen tiempo para volver a ver algunos destellos del arco iris deambulando en personas, otra vez, de carne y hueso? (Como mi hija y mi madre, o yo misma, camuflada de incógnito, entre las ciudadanas españolas).

Será fashion?
O contagioso?

¿Será que para estar “in” en el sistema llamado otoño - invierno en Madrid, hay que lucir por ejemplo un vestido de lana color chocolate tipo jersey, de cuello vuelto sí señor (otra afición de por acá), largo hasta las rodillas, medias can-can marrones con rombos, botas altas color suela, bolso a juego? Y para rematar ir maquillada de tonalidades bronce, cobre y sol de Estee Lauder. Todo en los pantone de la misma gama.

Digamos que síndrome de Estocolmo no podemos llamarlo. Porque vivo en Madrid pero acabo de describirles, ahora mismo, cómo estoy vestida hoy.

Destacable excepción: hoy no llevo pana (corderoy para los del Nuevo Mundo). Se me olvidaba decirles que es la tela fashion del otoño - invierno de estas latitudes, desde hacia varias temporadas ya.

¿No creen, señores diseñadores, que es hora de cambiar? En la variedad está el gusto … y el precio también, claro.

Monday, November 28, 2005

Deseo


A ver, vos: ¿Cómo le dirías a una persona de 2 años qué es un deseo?. ¿Y que lo pida?
Más aún cuando tiene 2 velas delante que ella cree que queman y quiere verlas en modo off lo antes posible.

Yo se lo dije más o menos así, palabras más, palabras menos. Al oído, claro: “- XX, mi amor, tenés que pedir un deseo. Pensar en algo que quieras que se cumpla, en algo lindo. Pensá algo y hacé fuerza todo el año para que se haga realidad. Rápido, ya".
(Todo eso fue mientras la achuchaba y la besaba).

No se si entendió algo o no.
Le pregunté: "¿Yastá?"
Me dijo: - "Sí”, y se acercó a la tarta (o torta); aunque ya van dos años que las velas las sopló yo.

Espero que el deseo haya sido más bonito que “quiero ver que este fueguito se extinga ya”.
Ah!, y que se le cumpla, claro … ; - )