Friday, October 06, 2006

Cosas indecibles

Los primeros días confesé a mis chicos que vengo de empresas de cultura de “puertas abiertas”. Y que mi intención era trabajar con las puertas abiertas, a menos que necesitara intimidad por determinadas razones.

La verdad es que llevo largos períodos “encapsulada”, porque tengo que sacar pendientes que requieren concentración. Y resulta que somos una Unidad muy concurrida por muchos usuarios. Y el ambiente de trabajo, de puertas hacia fuera, es ruidoso y alborotado.

No les puedo decir lo mucho que les agradezco las carcajadas que dan a veces. Aunque ellos crean que de puertas hacia dentro no se escuchan ; - ).
Tampoco he de mencionar lo que escucharles reír me recarga las pilas mientras estoy concentrada. Ni lo que significa como dosis energética mientras no encuentro, a ratos, los razonamientos para rellenar mis tablas y matrices de decisión.

Porque claro, I´m the boss, y no les debo decir eso …
Y además no puedo, ni quiero, correr el riesgo de que dejen de hacerlo ; - )

Qué tal tu día?

Se pueden tener días mejores, días peores. Días mediocres.
Algún artista, quizás, podría traducirlo en días soleados, días grises. Días a mediatintas.

Hay noches gloriosas.
Sobre todo cuando alguien, alguien a quien querés mucho, mucho pero mucho mucho muchísimo, y probablemente no alcance una vida entera para hacérselo saber, y entender, te diga, porque vos misma se lo enseñaste:

“Te quiero mucho, como la trucha al trucho.
Si te quisiera poco sería como la topa al topo.
Pero te quiero mucho, como la trucha al trucho”
Y te clava sin miedo alguno mientras desnuda un sentimiento, una mirada de ésas que parecen un 2 de Oro en los naipes.

Entonces ...
Entonces no importa si te muerde, te pellizca, se enfada porque no quiere que le lavés la cabeza y entonces te pega de nervios … Vale que te diga "eso", y vale que te lo creas. Sencillamente porque dicen que “los niños no mienten”.


En esos casos ¿vale engañar?, me explico … diciéndole “No, no lloro, me pican mucho los ojos”.

Porque … porque … ¿cómo se le explica a una hija que cuando te caen “ásimas” es porque es una de las maneras en que una madre explica una emoción?

Wednesday, October 04, 2006

Tareas pendientes

Hace poco tiempo empezaba a postear diciendo “leucemia”, y seguía con la descripción rigurosa de la RAE. Apenas era enero de este año, un año que la verdad no empezó con las mejores noticias.

Hoy, siguiendo esos mismos pasos, debería decir “tumor, 38 años” pero en vez de poner seguidamente la definición de la RAE, creo que en este caso es mejor que cada uno de nosotros ponga al leer, la que primero se le cruce por la mente.

Esta mañana, muy temprano, a mitad de camino entre casa y el trabajo, repostaba en Repsol YPF . Como casi siempre. Podríamos llamarlo “patriotismo” o simples costumbres argentinas.

Antes de subirme al coche, después de pagar, y desde la misma gasolinera vi de refilón, casi sin querer, las primeras luces del amanecer. Despuntaban en el cielo los primeros colores rosados, mezclados con algunos tonos de azul preciosos. Y al fondo, bastante al fondo, el mar.

No voy a decir que me emocioné. Porque no me emocioné.
Pero me quedé inmóvil, como en estado de shock, mirando el cielo, y al fondo el mar.
Esa sensación duró apenas unos segundos. Me subí al coche y seguí a trabajar. Pero todavía al entrar, algo me ¿quemaba? en el pecho.

En el camino se me cruzó por la cabeza, a mis 36 años, las pocas veces que me detuve a mirar puestas de sol. O las poquísimas veces que me quedé esperando, simplemente amanecer.
Tampoco me atrevo a mencionar las aún menos veces que caminé abrazada y enamorada a orillas del mar.

Volviendo al “tumor”, ¿qué podríamos decir? Si se pudiera decir algo, claro.
Muchos lo resumen en “toda una vida por delante”.

Una vida para tomar esas decisiones que uno duda tanto, aunque al final serán las acertadas, y esa lista llena de tareas pendientes que cada día nos quitan el sueño.
No se por qué nos desesperan los pendientes porque a lo mejor un día te va a doler la cabeza, o la tripa, o el pecho, y vas a ir a un médico y te va a decir que te agarrés a la vida, a lo que sólo Dios y el destino saben que te queda de resto de vida .... Y seguro que a partir de ese día la lista de las tareas pendientes va a cambiar de cuajo.

No se cuánto le queda.
Lamentablemente el diagnóstico es de lo más poco alentador.

No le conozco. Ni me atrevo a preguntar su nombre.
Pero soy compañera de un familiar suyo.
Y esa persona tiene la entereza de trabajar, de sacar pendientes. Y yo le admiro en secreto.

A los que somos casi de la "misma quinta" nos ha caído como un vaso de agua helada recorriéndonos la espalda.

No nos dijeron su nombre, pero dijeron “tumor, 38 años”.
Y nos sonó a sentencia. A que a cualquiera de nosotros nos podrían dictar esa sentencia un día cualquiera.
(Aunque todos pensamos que las cosas siempre les suceden a los demás ... hasta que un día te mirás al espejo y decís “Eh, el del otro lado del espejo, reaccioná, porque esto me está pasando a mí, y a vos también”.).

38 años: Podríamos decir ... ¿muchas puestas de sol por ver?. ¿Muchos amaneceres? ¿Una larga lista de pendientes? ¿Decisiones bien tomadas? ¿Dudas existenciales?

La verdad es que tampoco se cuántos días me quedan a mí.
Ni cuantos tics de completados lograré en los pendientes que me desesperan porque pasan los días y no los consigo tachar de la lista.

Pero al menos se que la vida está ahí, que vivo en una nueva ciudad de la que tengo el deber de enamorarme. Tanto como ella tiene el derecho de que yo me tome ese deber. Seguro que muy en el fondo Má"ga"la está esperando que me enamore.

E interiormente se que quiero algunos amaneceres, y alguna que otra puesta de sol. Como las de "El Principito".
Y decidirme a caminar descalza a orillas del mar con más frecuencia de la que acostumbro a hacerlo.

Y como auto-regalo de cumple comprarme de una vez por todas el dominio.
Porque ya va siendo hora.
Ya pasado toda una vida ; - ) y más, desde aquel precario primer post.
Recuerdo que llovía , y que era 3 de noviembre ...


También se que ha llegado el día de decir “Gracias”. Por estar del otro lado del monitor. Y por colarte como lector indiscreto cada uno de los días de estos 10 meses de ilusiones, curiosidades e indiscreciones anónimas en muchos casos.

Todos sabemos que hubo días en que aunque estuviera hablando de mí, a veces no era yo. Y viceversa.
Es evidente. Porque este no es más ni menos que mi anverso y mi reverso.

Me parece mentira ...

Que el tiempo pase.
Y que algunas cosas permanezcan en archivos. Y sean revividas con el tiempo.
Como “Heidi” por ejemplo.

Está enganchadísima mirándola.
Y yo me río a solas, a escondidas cuando la veo mirarla.

Es una pena que a esta altura de mi vida ya no recuerdo si a mí me gustaba tanto como a ella, o un poco menos.
O más.
(Habrá que preguntarle a mami. A mi mami.)
Curioso ... a veces, a mí también me llaman “mami”.

A veces creo que Heidi tenía carácter. Y personalidad.
Siempre, con sólo mirarla me doy cuenta que mi hija, la actual televidente de Heidi tiene mucho de ambos.

Carácter y personalidad. Evidentemente.

Tuesday, October 03, 2006

Habrá que enamorarse ...

Hace no mucho tiempo escuché decir por la radio, a un corresponsal de un periódico destinado en otro país que uno debería "obligatoriamente" enamorarse de las ciudades en las que vive. Porque, de lo contrario, uno no podría ser objetivo al hablar de las bondades de esa ciudad. O de sus inconvenientes.

Lo que también, dicho sea de paso, me resultó curioso es que dijera que no necesariamente hay que saber el idioma del país en el que uno habita. Claro está, que en ese caso, uno debería tener unos cuantos buenos intérpretes hasta para poder ir a comprar el pan.

Habrá que enamorarse entonces. Encontrar lugares recónditos, ocultos, con encanto ... en esta ciudad en la que he elegido vivir. Una vez más, yendo detrás de una oportunidad laboral.

Por el momento tengo localizadas unas tumbonas - léase también reposeras - en un "chiringuito" (bar) de la playa, sin necesidad alguna de consumir. (Aunque también cabe la posibilidad de levantarte justo en el momento en que viene el camarero ...). Cerca de las playas de Antonio Martín de Málaga.

También hay una cafetería que a pesar de que aún no he visto la fuente, su nombre propio habla de una fuente. Por cierto, quién era Reding?
Lo que es imposible de no ver es un árbol precioso y con raíces fuertes, fuertes que eclipsa cualquier otra posible mirada.

Me he adentrado en los ¿bosques? de El Morlaco. Pero reservaré ese espacio como destino habitual de otras personas.
Tiene encanto, claro que sí. Pero como no hay lobo a la vista ... tampoco es plan de hacer visitas tipo Caperucita. Es probable que esté condicionada por mi mal sentido de la orientación, pero tal vez por esa razón no podrá ser mi atajo para ir a ninguna parte.

Deberé tomarme en serio esta tarea de enamoramiento.
Por experiencia diré que no es algo que se da de un día para otro. Como escribir bien, tampoco.
Ni ser madre.
Ni asumir que el único árbol que plantaste en la vida haya sido arrasado por obras de construcción en Pinamar.

Dicho sea de paso, Pinamar ... un sinónimo del paraíso. Muchos pinos, el mar cerca ... aunque un poco lejos de acá. Pero muy cerca de mi Buenos Aires querido. Cada vez más querido. Tanto como lejano ...

Monday, October 02, 2006

Unos pocos privilegiados

Unos pocos privilegiados alguna vez hemos escuchado este cuento.
A unos pocos privilegiados se nos ha leído. O regalado.
A otros pocos privilegiados se lo hemos regalado.

Hoy te toca a vos.
Si no te ha tocado antes ya.


Leyenda sobre Baal Shem Tov


Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov.
Baal Shem Tov era conocido dentro de su comunidad porque todos decían que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.
Se había hecho una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.

Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía, en medio del bosque. Y una vez allí, cuenta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja... como si fuera para él mismo.
Y dicen...
que a Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque... que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.

Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta de que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo...
Pero conocían el lugar en el bosque. Sabían cómo armar el fuego.

Una vez al año, siguiendo la tradición de Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar en el bosque, prendían el fuego de la manera en que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o sólo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.

Y dicen...
que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida... que aunque nadie decía las palabras adecuadas, igual concedía los deseos a todos los que ahí estaban.

El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo...
Y aquí estamos nosotros.Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque.No sabemos cuáles son las palabras.Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera que Baal Shem Tov lo hacía...
Sin embargo hay algo que sí sabemos:
Sabemos esta historia, sabemos este cuento...y dicen...
que Dios adora tanto este cuento... y que le gusta tanto esta historia... que basta que alguien la cuente, y que alguien la escuche... para que Él, complacido, satisfaga cualquier necesidad y conceda cualquier deseo a todos los que están compartiendo este momento...

Amén... (Que así sea)