Tuesday, October 03, 2006

Habrá que enamorarse ...

Hace no mucho tiempo escuché decir por la radio, a un corresponsal de un periódico destinado en otro país que uno debería "obligatoriamente" enamorarse de las ciudades en las que vive. Porque, de lo contrario, uno no podría ser objetivo al hablar de las bondades de esa ciudad. O de sus inconvenientes.

Lo que también, dicho sea de paso, me resultó curioso es que dijera que no necesariamente hay que saber el idioma del país en el que uno habita. Claro está, que en ese caso, uno debería tener unos cuantos buenos intérpretes hasta para poder ir a comprar el pan.

Habrá que enamorarse entonces. Encontrar lugares recónditos, ocultos, con encanto ... en esta ciudad en la que he elegido vivir. Una vez más, yendo detrás de una oportunidad laboral.

Por el momento tengo localizadas unas tumbonas - léase también reposeras - en un "chiringuito" (bar) de la playa, sin necesidad alguna de consumir. (Aunque también cabe la posibilidad de levantarte justo en el momento en que viene el camarero ...). Cerca de las playas de Antonio Martín de Málaga.

También hay una cafetería que a pesar de que aún no he visto la fuente, su nombre propio habla de una fuente. Por cierto, quién era Reding?
Lo que es imposible de no ver es un árbol precioso y con raíces fuertes, fuertes que eclipsa cualquier otra posible mirada.

Me he adentrado en los ¿bosques? de El Morlaco. Pero reservaré ese espacio como destino habitual de otras personas.
Tiene encanto, claro que sí. Pero como no hay lobo a la vista ... tampoco es plan de hacer visitas tipo Caperucita. Es probable que esté condicionada por mi mal sentido de la orientación, pero tal vez por esa razón no podrá ser mi atajo para ir a ninguna parte.

Deberé tomarme en serio esta tarea de enamoramiento.
Por experiencia diré que no es algo que se da de un día para otro. Como escribir bien, tampoco.
Ni ser madre.
Ni asumir que el único árbol que plantaste en la vida haya sido arrasado por obras de construcción en Pinamar.

Dicho sea de paso, Pinamar ... un sinónimo del paraíso. Muchos pinos, el mar cerca ... aunque un poco lejos de acá. Pero muy cerca de mi Buenos Aires querido. Cada vez más querido. Tanto como lejano ...

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