Wednesday, October 04, 2006

Tareas pendientes

Hace poco tiempo empezaba a postear diciendo “leucemia”, y seguía con la descripción rigurosa de la RAE. Apenas era enero de este año, un año que la verdad no empezó con las mejores noticias.

Hoy, siguiendo esos mismos pasos, debería decir “tumor, 38 años” pero en vez de poner seguidamente la definición de la RAE, creo que en este caso es mejor que cada uno de nosotros ponga al leer, la que primero se le cruce por la mente.

Esta mañana, muy temprano, a mitad de camino entre casa y el trabajo, repostaba en Repsol YPF . Como casi siempre. Podríamos llamarlo “patriotismo” o simples costumbres argentinas.

Antes de subirme al coche, después de pagar, y desde la misma gasolinera vi de refilón, casi sin querer, las primeras luces del amanecer. Despuntaban en el cielo los primeros colores rosados, mezclados con algunos tonos de azul preciosos. Y al fondo, bastante al fondo, el mar.

No voy a decir que me emocioné. Porque no me emocioné.
Pero me quedé inmóvil, como en estado de shock, mirando el cielo, y al fondo el mar.
Esa sensación duró apenas unos segundos. Me subí al coche y seguí a trabajar. Pero todavía al entrar, algo me ¿quemaba? en el pecho.

En el camino se me cruzó por la cabeza, a mis 36 años, las pocas veces que me detuve a mirar puestas de sol. O las poquísimas veces que me quedé esperando, simplemente amanecer.
Tampoco me atrevo a mencionar las aún menos veces que caminé abrazada y enamorada a orillas del mar.

Volviendo al “tumor”, ¿qué podríamos decir? Si se pudiera decir algo, claro.
Muchos lo resumen en “toda una vida por delante”.

Una vida para tomar esas decisiones que uno duda tanto, aunque al final serán las acertadas, y esa lista llena de tareas pendientes que cada día nos quitan el sueño.
No se por qué nos desesperan los pendientes porque a lo mejor un día te va a doler la cabeza, o la tripa, o el pecho, y vas a ir a un médico y te va a decir que te agarrés a la vida, a lo que sólo Dios y el destino saben que te queda de resto de vida .... Y seguro que a partir de ese día la lista de las tareas pendientes va a cambiar de cuajo.

No se cuánto le queda.
Lamentablemente el diagnóstico es de lo más poco alentador.

No le conozco. Ni me atrevo a preguntar su nombre.
Pero soy compañera de un familiar suyo.
Y esa persona tiene la entereza de trabajar, de sacar pendientes. Y yo le admiro en secreto.

A los que somos casi de la "misma quinta" nos ha caído como un vaso de agua helada recorriéndonos la espalda.

No nos dijeron su nombre, pero dijeron “tumor, 38 años”.
Y nos sonó a sentencia. A que a cualquiera de nosotros nos podrían dictar esa sentencia un día cualquiera.
(Aunque todos pensamos que las cosas siempre les suceden a los demás ... hasta que un día te mirás al espejo y decís “Eh, el del otro lado del espejo, reaccioná, porque esto me está pasando a mí, y a vos también”.).

38 años: Podríamos decir ... ¿muchas puestas de sol por ver?. ¿Muchos amaneceres? ¿Una larga lista de pendientes? ¿Decisiones bien tomadas? ¿Dudas existenciales?

La verdad es que tampoco se cuántos días me quedan a mí.
Ni cuantos tics de completados lograré en los pendientes que me desesperan porque pasan los días y no los consigo tachar de la lista.

Pero al menos se que la vida está ahí, que vivo en una nueva ciudad de la que tengo el deber de enamorarme. Tanto como ella tiene el derecho de que yo me tome ese deber. Seguro que muy en el fondo Má"ga"la está esperando que me enamore.

E interiormente se que quiero algunos amaneceres, y alguna que otra puesta de sol. Como las de "El Principito".
Y decidirme a caminar descalza a orillas del mar con más frecuencia de la que acostumbro a hacerlo.

Y como auto-regalo de cumple comprarme de una vez por todas el dominio.
Porque ya va siendo hora.
Ya pasado toda una vida ; - ) y más, desde aquel precario primer post.
Recuerdo que llovía , y que era 3 de noviembre ...


También se que ha llegado el día de decir “Gracias”. Por estar del otro lado del monitor. Y por colarte como lector indiscreto cada uno de los días de estos 10 meses de ilusiones, curiosidades e indiscreciones anónimas en muchos casos.

Todos sabemos que hubo días en que aunque estuviera hablando de mí, a veces no era yo. Y viceversa.
Es evidente. Porque este no es más ni menos que mi anverso y mi reverso.

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