Friday, August 08, 2008

Señuelos

Si buscaras algo o a alguien, qué harías?
Si necesitaras encontrarlo, o encontrarle... aun sin sentido para "el resto del mundo", sólo para ti... qué intentarías? Y por pudor o respeto, qué no?

Dejarías así como quien no quiere la cosa, como por descuido, en la orilla de un cuaderno de notas escrito su nombre, como quien lanza a la mar un SOS desesperado pero esperanzador?
Por la noche mirarías fijamente las cicatrices de la cara de la luna y rezarías para que apareciera una señal de su existencia, un rastro de que está "ahí" - wherever- como el sol cada mañana? (En mi Argentina querida se dice que "Aunque no lo veamos, el sol siempre está").

Y si por un instante pensaras que todo eso y mucho más, estuviera hecho? Si pensaras que acaso te quedaste sin tinta, sin palabras, sin letra o guión, recurrirías a "un duende"? aunque por supuesto jamás dejarías de rezar ni un sólo día de tu vida y colarías entre las demás, una plegaria inocente para intentar no despertar nunca "del sueño" de encontrarle algún día? Un día de éstos ... el día menos pensado.

O le dejarías un señuelo, una señal.
Si fuera así, si así debiera ser, a ese ser que se oculta o se enmascara - a ratos como vos mismo, pero con más arte y resultados - y se encuentra entre medio perdido o medio extraviado, a él a quien te encantaría mitad gritarle, mitad susurrarle "te busco pero no te encuentro": A ese ser maravilloso que no se deja ver, hoy le entregaría "el duende". Porque como "los sueños, sueños son"... uno más no puede hacerle daño a nadie. Y a él y a mí, menos que menos.

Dónde habrá quedado esa cinta? En alguna vieja guantera? En algún desguace? ¡Qué pena no tenerla en mi caja de Pandora de la vida! Qué bendición recordar su letra ...


"El duende"

Soñé que encarnaba en un
Duende, de mágicos ojos que
yo pinté en savias de vida con
gusto a miel, con sabor a piel

Crucé un desierto en un
camello y con un ángel me
encontré a mis pies pidiéndome
esencias con gusto a amor

A cambio de su alma se las dí
algo me hizo sentir rotos
corazones descubrí en aquel
día tan gris

Dejé a mi cuerpo
ensangrentado y en una
montaña encontré a mi ser
cubierto de heridas que ya
curaré, que ya sanaré

Mi Dios, siento garras en mis
venas, qué mágica sensación
descubrí para no romper a mi
corazón...

(Escrita por alguien famoso, en sus inicios...)

Monday, August 04, 2008

Motivos siempre sobran


... lo que a veces no se encuentran son las palabras.

Y encima tienes encima como la más pesada de las mochilas, los sentimientos que no se comparten.

Entonces aunque hoy podría escribir sobre la muerte, el cielo, prefiero rezar por las almas que se van dejando un rastro en los seres queridos de unos "21 gramos"...

Hoy debería escribir sobre la muerte e intentar entender el consuelo, los "remedios" que puede provocar la vida y el amor de un ser humano sobre otro, pero sólo si este otro se deja.

Debería hablar sobre la muerte pero me encuentro con un correo extraño que me pide, silenciosamente pero a gritos, que hable sobre la vida. Y me pongo en su lugar y pienso en las promesas de la vida para una persona que sueña en poder ocupar nuevos roles. De que te despierte a medianoche un grito desesperado de "Mamaaaaaaaaaaaaaa", para que acudas.

Pero no. Nadie puede ponerse en el lugar de nadie.Entonces me dan ganas de decirle: Tiempo. Y tener una Biblia a mano para leerle Eclesiastés 3, 1-8.


La muerte, la vida.
Entonces ... me encuentro en el medio. Y no me atrevo a hablar ni de la una, ni de la otra.

Pero cada día soy más consciente de unas pocas certezas entre las que reseñar:
La vida. La muerte. El amor en medio. Si no, qué sentido?

Hoy podría escribir sobre rezar por las almas que llegan, y son abandonadas. Cuando curiosa e injustamente hay otras personas que quieren ser madres, incluso solas sin semilla y sin compañía para criar, pero no pueden.
Podría escribir sobre las que casi lo acarician porque el destino parece que quiere. Y de pronto es como la historia de "Moisés" pero no... de pronto todo era un sueño pero cargando el dolor de una pesadilla.

Hoy casi no puedo escribir. No porque no quiera si no porque a mi alrededor, hace mucho tiempo ya, son todo malentendidos, desencuentros. Y la que parecía la mejor meta del mundo se desvanece. No hay zapatillas ni botellines de agua mineral que en la mitad del camino resulten muletillas para correr detrás de un ser amado, y que te ame, y levantar mutuamente cada cuerpo a unos diez centímetros del suelo, porque alguien mencionó hace tiempo que a esa altura el amor se ve en perspectiva y tal vez se sienta que si aún dos corazones laten acompasadamente.

Quieres sentir que la vida será maravillosa. Pero te encuentras a rebufo. Continuamente. A rebufo de un no tomar decisiones, de un desandar por temor a andar por caminos nuevos.

Carver no podría haberlo dicho mejor: "La mejor búsqueda, el mejor destino en este mundo: amar y ser amado". Pero nunca habló de qué hacer cuando no encuentras la senda.


Me piden que escriba. Porque la mano se deja llevar por lo que sientes o piensas. ¿Razón versus corazón?


Poner en palabras es más difícil que actuar. Cuando creías que actuabas naturalmente y pretendes seguir haciéndolo como motor de tus días, pero ya no agradas por tu manera de actuar te invade la sinrazón de pretender quedar paralizada. Para no disgustar, no desagradar, no ser juzgada.

A veces actuar es ante los ojos de unas personas la mejor actuación del mundo, y ante otros... ante otros es una falsa representación de la realidad. Y la desilusión de haber pagado una entrada. Precio pero no valor.


Entonces ... algunos te piden, a gritos, que escribas. Pero no tienes fuerzas apenas para decirles que ni te quedan palabras, ni trajes ni escenarios, ni guiones, ni apuntadores. Te queda el ¿consuelo? del "show must go-on".

Funeral

W. H. Auden

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He Is Dead,
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever: I was wrong.

The stars are not wanted now: put out every one;
Pack up the moon and dismantle the sun;
Pour away the ocean and sweep up the wood.
For nothing now can ever come to any good.