Wednesday, November 29, 2006

Fin de la partida

Sin neones ni marquesinas desde la terraza un cartel se asoma y sentencia: “Se vende”.

Sin necesidad de pronunciarse, otras dos palabras resumen una difícil pero implacable decisión: Se acabó.

Mil razones personalizadas: las de él, las de ella. Enfrentadas unas, compartidas otras.

Un común acuerdo deja en manos de una inmobiliaria ese inmueble lleno de objetos. Y aquella terraza, plagada de recuerdos.

Se vende la casa. El juego acabó.

Nadie tenía en la manga el as del amor.
Sobre la mesa una partida inconclusa deja ver las cartas que ningún jugador mostró: Par de corazones.

Par de corazones rotos.

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