Tuesday, February 28, 2006

¿Cambio de vida ...

trae aparejado ¿cambio de vajilla?
La verdad, no me lo habían dicho.

O sea ¿voy a tener que cocinar?
Mejor dicho, ¿aprender a cocinar?

¿De qué va esto?

Llevo desde comienzos de este año siendo adjudicada como beneficiaria de cuberterías, en sorteos como cliente de bancos. Concretamente, esta vez, en un sorteo del sistema de tarjetas de cajeros automáticos 4B.
113 piezas plateadas porque no podemos decir que eso sea plata auténtica, vio?
En cualquier caso, para la calidad de cenas que yo acostumbro dar (y no es por la calidad de los comensales invitados que lo digo, ¡válgame Dios! sino, más bien, por la calidad de la cocinera. Eso. Para esa clase de eventos, esta vajilla da en el pego (Me encanta. Esta expresión me encanta. Se entiende verdad? O sea, que aparenta. Y hasta impresiona).

Ahora, esta mañana me encuentro sobre la mesa de casa que Sean Penn recogió el correo, porque rara vez consulto el buzón de casa. Y que los pesados de Venca, ésos de la marca de ropa de venta por correspondencia, que me escriben con más asiduidad que mis tías las postales cada Navidad.
Vamos, religiosamente.
Yo ya hace tiempo que no les compro nada. Pero siempre me gano algo. Claro, si a cambio realizo un pedido.

Esta vez va a ser que “no”. Pero me llama poderosamente la atención.
Otra vez se me adjudica un juego de cubertería. 16 piezas. Aunque esta vez en “acero inoxidable”

La verdad es yo no sabía que decidir dejar la consultoría traería aparejado un curso de cocina y tanta vajilla.

Señoras y señores, permítaseme una sugerencia: En el próximo sorteo mejor, vajilla. Así podemos decir “cartón lleno” e invitar a los amig@s a jugar al bingo. Porque para cenar … empanadas o pizza se pueden comer en platos descartables, y con la mano.

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