Friday, January 19, 2007

Cariños desmedidos

Yo no se muy bien porqué un@ tiene apego a las cosas.
A un bolígrafo, a un jean, a un reloj...
Tampoco se por qué justo las cosas a las que un@ tiene apego y ese cariño sin mesura, son las que desaparecen así de repente, sin previo aviso.
Aunque pensándolo bien, a lo mejor no desaparecen. Tal vez simplemente, jugando como niños, se esconden por ahí. Para despistar. Pero como vivimos en el constante ajetreo del día a día, si no somos capaces de apreciar el amanecer, ¿cómo vamos a verlas aun tropezando con ellas?

Este diciembre, mi mejor regalo de Navidad fue un instante. Minutos antes de salir a cenar encontré un bolígrafo (supuestamente extraviado) en un bolsillo de una cazadora. Justo justo la que elegí ponerme para salir de casa. Por casualidad, o por el frío tal vez, se me ocurrió poner las manos en los bolsillos.

¡Eureka! No puedo explicar lo que sentí. Había desaparecido en junio, en Madrid, durante una sesión de trabajo formativa.

Me di cuenta de la pérdida en el aeropuerto. Y desde Málaga, hice de todo para conseguirlo: Llamé a Seguridad, puse una nota de objetos perdidos en el centro de formación, envié un correo masivo a todos los asistentes. Alegué apego emocional, a pesar de que el boli costaba un dineral (pero no podía demostrar el impulso material en esa ocasión porque entonces no iba a aparecer).
Ni caso. Brilló por su ausencia.

Claro, si todo ese tiempo vivía dentro de mi propia casa. Agazapado en mi propio armario, el que abro y cierro – bueno, a veces – todos los días.

Ahora, lo miro. Y sonrío. Me pregunto cómo pudo, el cretino, jugarme esa mala pasada.
¿Será acaso celos porque últimamente me dedico mucho al ordenador? Hombre, habedlo dicho…

Apareció. Y de momento no hacemos más que sacar facturas pendientes del 2006, autógrafos de por medio. Juntos e inseparables.

De pronto renacen en mí esperanzas. Para con el jean que se me cayó un día al subir al coche con varias prendas en la mano… del reloj comprado en el altiplano boliviano hace muchos años ya …

En fin, dicen que la esperanza es lo último que se pierde …
De momento, yo tengo varias cosas en algún rincón oculto … ¿de mi casa? Tal vez …

2 comments:

Anonymous said...

Hola blogera. Pero al final no dijiste cual es el valor sentimental que te "apega" con ese "jugador del escondite". Cuenta, cuenta, que no me creo que solo era por su elevado valor "material"....¿quién te lo regalo?

alderechoyrevessiempreyo said...

Perdona, de dice el pecado. Jamás el pecador.