Saturday, June 14, 2008

Instantes de sábado

Un sábado por la mañana te puede costar mucho trabajo levantarte. Dar miles de vueltas en la cama, hacer a un lado la almohadilla térmica para adormilar, a ratos, ese dolor rebelde en la S5-L1 según llaman en clave, que no de sol ni de luna, los médicos a tu hernia. Finalmente, después de varios intentos fallidos tras mirar entre cinco y seis veces el móvil, que hace años duerme debajo de la almohada, lo consigues. Entre la pereza y la vergüenza y entre otras cosas, porque el reloj dice 11:11 AM.

La mañana es casi de verano, no obstante se presenta bastante gris. Pero de repente, como por arte de magia, la cocina se ilumina; o se te ilumina la mirada, o el alma, quién sabe?.
Abres la nevera y coges en un acto cotidiano un bote de mermelada de fresa. Casi autómatamente te encuentras haciendo con los mismos pasos, y en el mismo orden lo que haría tu madre: abres el cajón de al lado del de los cubiertos, coges un paño "repasador", lo despliegas, lo acomodas sobre la encimera, así de paso quitas unas migas, porque por descuido están ahí desde ayer y colocas la mermelada encima. Entonces ... agarras el pan y la tostadora, y de pronto te giras como para preguntarle qué va a tomar ella porque vos te vas a tomar un mate cocido. Pero no está ahí.
Y entonces esa iluminación instantánea se convierte en un nubarrón, para nada pasajero. Una vez más te pesan los catorce mil kilómetros, y te das cuenta porque se se te resbala al suelo una taza y entonces ves, de golpe y porrazo, cómo se hacen trizas a la vez la cerámica dibujada y tu ilusión de un desayuno con "maaaá".

1 comment:

Anonymous said...

¡Plas, plas, plas!

(Aplausos)