Tuesday, November 18, 2008

Jingle Bells

La semana pasada ya vi el primer árbol de Navidad. Sin las luces encendidas porque era de día, y dentro de un recinto un poco cheek, un poco pijito. En fin ... un centro comercial, dónde si no? si estamos plagados.

Este año he pensado que la Navidad no me va a afectar. No se va a llevar lo mejor de mí bajo un manto de tristeza. No. Porque no lo voy a permitir.
Este año recordaré que hace 2008 años Jesucito nació y que está ahí, y dentro de mí, aunque hace ya muchos años que no llevo la cruz ni el pez y aunque hace muchos meses que no entro a misa. Pero rezo el Jesucito de mi vida, casi casi cada noche, junto a ella.
No sólo la cruz o el pez cristianos, la verdade es que hace tiempo que no llevo símbolos colgados, ni en los dedos tampoco. Excepto el anillo de mi padre a mi madre; es una manera de tenerlo. De tenerlos conmigo a los dos, los responsables de que yo esté aquí. De las pocas cosas imprescindibles a la distancia del suelo y del cielo ... tenerlos a los dos.

Este año tal vez para la época de Navidad deje que mi cuerpo, y mi alma, se deslicen por la nieve con arte o sin arte, a los porrazos. Y aunque haga frío y mis manos no lo soporten, me quitaré los guantes y sentiré. Juro que sentiré. A veces se necesitan las sensaciones extremas. Es una manera de decir: soy, siento, y vale la pena.