Wednesday, October 29, 2008

El error de Descartes (*)


Hace años leía mucho. Leía más que ahora. Leía por puro placer.
Ahora leo para intentar llenarme que no es lo mismo que leer para intentar disfrutar. Y ahora más que nunca desde hace tres años, escribo. Escribo como quien medita, como quien respira hondo, como el que corre por el paseo marítimo o con cascos, o sin ellos en una cinta; o como quien nada al aire libre o en piscina cubierta como hacía yo, o como los que hacen spinning, o ...

Hace años leía sobre "el cerebro", fotocopiaba apuntes, subrayaba con rotuladores flúo (siempre amarillo o verde, por pura manía). Me encantaba investigar sobre esa maquinaria tan sumamente compleja que todos tenemos en nuestra "azotea" corporal, y que nos rige; o debería.

Esta mañana la radio no trajo canciones. Trajo un recorte de prensa que dice que las neuronas que se activan para odiar son las mismas que se articulan, pero de manera contraria, cuando nos sentimos que nos hemos enamorado. Uuuuf! No es agradable escuchar ese tipo de cosas al volante. Uno debe ser todo concentración cuando conduce y cuando se escuchan palabras mayores uno se desconcentra. Pero no, no pude des-sintonizar la noticia; sólo presté más atención al tráfico y "pá lante" como se suele escuchar.

Yo me lo imaginé como una especie de corto-circuito cerebral. Como esa canción que decía "se equivocó la paloma, se equivocaba".
En resumidas cuentas, ¿por qué no le puede pasar eso al cerebro? confundirse al ponerse a trabajar. Porque todos tenemos un mal día alguna vez en el trabajo, verdad? O dos, o tres, o semanas incluso.

En la radio se dicen cosas con mucha ligereza. Como eso que del amor al odio sólo un paso... No creo que sea así, supongo que en tal caso vale más eso de "Nada se pierde, todo se transforma".



(*) N del A: "El error de Descartes", ¿dónde se me habrá quedado ese libro? Era estupendo.