Thursday, January 29, 2009

Le dicen "la costa del sol"




y yo la atravieso de lunes a viernes en un recorrido de unos 62,5 kilómetros, por lo menos de ida, y otros tantos de vuelta.
Con más o menos atasco, con sol, lluvia o alguna que otra vez hasta granizo...
No temo esas cosas. Pero al viento sí, y bastante. Le tengo casi tanto respeto como al mar pasada cierta fina "línea mental" donde te preguntas, con o sin resaca marina, ¿a nado sería capaz de volver?

No me gusta el viento en la carretera. Nada. Ni un poquitito.
Son esos pocos momentos al día en que necesitaría que alguien con mucha fuerza contuviera invisiblemente mi coche, mi cuerpo al volante, mi alma ... para decirme "todo va a estar bien, llegarás a destino". Algo así como jugar a las probabilidades de cuántas veces al día, al mes o al año, puede suceder que dos coches exactamente iguales en modelo y hasta en color se sitúen uno delante mío y el otro detrás a modo de escoltas... (No se si lo he dicho pero 130 kilómetros al día dan para muchas "chaladuras" si los haces).

Vulnerable? Sí. El otro día clavaron el diagnóstico; tal vez. Alguien dijo "creo que hay personas fuertes, más fuertes que tú pero no te creas que yo sea una de ellas en todo momento...". Dicho sea de paso; mi amiga Camel Light el otro día me mostró una frase en su ordenador: "Está permitido caer, pero es obligatorio levantarse".

Vulnerable? Ante el viento, seguro. Porque es el miedo el que me hace desconfiar de la carretera. A pesar de eso, por la música en el "loro" del coche y por muchas cosas más que suceden entre mi coche y yo a lo largo de 130 kilómetros al día, "me gusta conducir".

2 comments:

Srta Pomelo said...

Yo antes hacía unos 90 km diarios, desde Antequera a Málaga y vuelta, me tragaba los atascos matutinos y vespertinos, me levantaba muy temprano y llegaba a casa muy tarde...ahora, odio conducir.

Anonymous said...

Con lo que yo os quiero y me fui de vuestro lado por la m... de la carretera.
Yo odio conducir... Pero sigo adorándoos